Desde que descubrí a estos impresionantes guerreros, mi interés por la Historia guerrera de 'España' en la Edad Media no ha dejado de crecer, junto a mi afición por descubrir más sobre estos peculiares personajes, a pesar de la poca información que existe sobre ellos (por eso de ser políticamente incorrectos).
Estos guerreros (anteriormente campesinos catalanes, aragoneses y valencianos) eran saqueadores, sucios, eran vándalos, asesinos... eran unas bestias en el campo de batalla. Entraban en la lucha con una armadura muy ligera y sin escudo, puesto que consideraban que tras el hierro de una armadura y de un escudo se esconde el temor a la muerte, algo de lo que ellos carecían. Sus enemigos incluso llegaban a burlarse de ellos al ver como vestían, tal y como lo cuenta Muntaner en su Crónica, aunque después sus risas terminaban convertidas en llantos de dolor al ser masacrados.
A principios del siglo XIV, el emperador de Bizancio solicita ayuda a los almogávares, famosos ya por sus gestas en Sicilia y en el sur de Italia. Una vez en Bizancio, la compañía de almogávares enviada -de casi 7000 hombres-, comandada por Roger de Flor, venció a todo enemigo que se le cruzó en su camino (tanto genoveses como ejércitos turcos que les triplicaban en número).
Después de tanto jaleo, el emperador bizantino Andrónico II, con el miedo metido en el cuerpo, desconfía de los propios almogávares y, a traición, asesina a los cabecillas de la Compañía Catalana (que así se llamaba la expedición almogávar en Bizancio). Para rematar, el emperador envía a su ejercito a diezmar a los desmoralizados catalanes, pero la confianza pudo con ellos: 26 mil bizantinos fueron derrotados según Muntaner.
Finalmente, la Compañía Catalana, rodeada de enemigos, viaja a Grecia -saqueando todo a su paso- y allí funda el Ducado de Atenas, resistiendo generación tras generación, hasta que el paso de los años hace que se olvide a estos grandiosos guerreros.
Desperta Ferro!
1 comentario:
Gracias por ilustrarnos y descubrirnos en unas someras líneas la valentía y coraje que derrochaban los almogávares.
Personalmente no soy un gran apasionado de la historia bélica, pero soy consciente que la violencia y el afán de dominio es un desafortunado rasgo que caracteriza al ser humano y que ha condicionado indudablemente su existir.
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